11 mar 2011

Coisas pequenas

Qué magia hay en las pequeñas cosas. Qué bello es, y excitante a la vez, descubrir un secreto oculto en un mundo tan grande y prolijo. Y abrumador. Y sobrecargado. Tan excesivo. Pero tan lindo en ciertas ocasiones. Encontrar improvisadamente algo, por muy sencillo y diminuto que sea. Como un regalo escondido donde sólo tú sabes que se halla. Y donde un rayo de luz, de repente, se cuela para mostrártelo.

Es la sensación de que estás -eres- en el momento oportuno en el lugar adecuado. Esa breve revelación. Y ese despertar. Y ese brillo impoluto de una pequeña sorpresa caída del cielo, una recompensa quizá.

Un gato negro de negros ojos te mira acurrucado bajo un coche. Te mira a los ojos. Le miras. Te mira. Te regala todo el conocimiento en su mirada. Y desaparece. Y te encuentras a ti misma sobre un oscuro mapa.

Y saber, darte cuenta, de que todo fluye. En dirección a donde deseas. De que el barco -tú barco- va viento en popa. Aunque no sé si a toda vela.






No hay comentarios: