Es la sensación de que estás -eres- en el momento oportuno en el lugar adecuado. Esa breve revelación. Y ese despertar. Y ese brillo impoluto de una pequeña sorpresa caída del cielo, una recompensa quizá.
Un gato negro de negros ojos te mira acurrucado bajo un coche. Te mira a los ojos. Le miras. Te mira. Te regala todo el conocimiento en su mirada. Y desaparece. Y te encuentras a ti misma sobre un oscuro mapa.
Y saber, darte cuenta, de que todo fluye. En dirección a donde deseas. De que el barco -tú barco- va viento en popa. Aunque no sé si a toda vela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario