22 nov 2011

Four seasons in one day

Me asusto. Despierto. Soy consciente de mí. Estoy en la cama. Hace calor. Pereza. Tengo los ojos cerrados. Los abro.

Frío. Sueño, mucho sueño. Pereza, mucha pereza. Expectación, un día por delante.

Calma... soledad. Soledad.

Más calma.

Ringgggggggg. Despertador. Suena el despertador. No, esa canción no. No será un buen día. Sí, esa canción sí. Esto es una señal. Hoy va a ser el día. Sí, hoy será genial.

Amanece. Flores, pájaros, la primavera, el cielo, sol, nubes, lluvia, desayuno, ducha, ropa, mierda, qué ropa, la camiseta no aparece, mierda, está en la lavadora, qué me pongo, lluvia, caldera, café, taza de café, mancha, leche mancha camiseta, correr, reloj, reloj, hora, hora, tiempo. Se va. No llego.

Respirar...

¡Luz, aire, oxígeno!

Coches, más coches, gente, rostros, legañas, seriedad, palabras, música, hablar, sonreír, comer, beber, sonreír, pensar, pensar... pensar, hablar, sonreír, pensar... correr, caminar, correr, semáforos, coches, peatones, cebras, ruedas, llaves, puertas, izquierda, derecha, recto, acera, semáforo. Rojo. Correr.

Comer, soñar, pensar, dormir, vivir, frenar, correr, beber, hablar, escribir, abrir, cerrar, mirar, ver, escuchar, pensar, procesar, imprimir, escribir, observar, titubear, callar.

Respirar...

Soñar...

¿Vacaciones? ¿Tus labios? ¿Tu mirada? ¿Besarte? ¿Un paisaje sereno? ¿Las nubes flotando? ¿Los árboles bailando al ritmo del viento? ¿La ciudad vacía? ¿El fin de semana? ¿Viajar? Sí, viajar. Contigo.

Mierda, me he olvidado de respirar.

Respirar...

Frenar, conducir, arrancar, cantar, reír, hablar, pensar, escuchar, ver, reír, saludar, hablar, pensar, escribir, pitar, aparcar, lavar, comer, beber, querer, llamar, cabecear, planear, ordenar, desordenar, ordenar, planchar, calentar, subir, bajar, volver, regresar, reflexionar.

Lavarme los dientes y ponerme el pijama.

Echarte de menos... Escribirlo.

Sentir que te abrazo una última vez al día, como si fuera la más especial y única de todas. Porque lo es. Sonreír.

Calmar...

...

Disfrutar.

Pensar en el día y en los días, y en mi vida y en la vida, y en lo raro que es el mundo a veces. Raro, pero al fin y al cabo, parecido. Bonito, duro, pero con recompensas. A veces. Sólo hay que buscarlas entre toda la marabunta de cosas y de personas.

¿Qué estarás haciendo?

Abrazar, besar, proteger, cerrar los ojos, dulzura, besos, quererte, sonreír, cariño, calor, cobijo... cobijo... Dormir. Soñar........

Vuelta a empezar.

(Me encanta vivir)


20 oct 2011

Zappeando...

¿Por qué la gente se empeña en intentar hablar con los MUERTOS cuando hay tantos seres VIVOS que no tienen con quien hablar?

Pregunto.



1 oct 2011

Octubre

No hay octubre que no se inaugure sin escuchar esta canción. Y tampoco hay vez que no escuche esta canción y que no reproduzca en mí la sensación de una hoja oscura y arrugada desprendiéndose de un árbol. Es curioso comprobar cómo hacía años que no me pasaba otra cosa. Y, de repente, he descubierto que esta vez la misma canción me transmite justo lo contrario: cómo nace una bonita y verde hoja de una rama de un árbol de un bosque. Y cómo todo se llena de hojas verdes, de color verde, de frescor y vida. No lo entiendo. O bueno, sí lo entiendo.

A lo mejor es que la música no transmite, sólo consigue sacar de nuestro interior lo que nosotros transmitimos...





26 sept 2011

Latiendo


Si un día tengo que elegir, preferiría perder el corazón antes de perder mi capacidad de amar.
Desde hace un tiempo, entre muchas de las clasificaciones que solemos hacer de la gente en función de infinitos criterios, yo tengo claro que, por lo menos, hay dos clases de personas: las que son capaces y quieren amar, y las que no son capaces o no quieren amar.

Me siento afortunada hasta el momento de poder formar parte del primer grupo. Y de querer a una persona que también forma parte de él. Ahora más que nunca, la capacidad para querer y dar de mí a una persona me llena por dentro, me da vida, me permite sentir todo lo maravilloso que pasa a mi alrededor y también dentro de mí.

Creo que el cariño es una de las pocas cosas que, a la larga, te es devuelto en aquella cantidad que tú hayas aportado al mundo. A veces hay que esperar a que ello llegue. El mundo no siempre es equilibrado a corto plazo. Pero, como la gasolina que mueve nuestras vidas, es siempre necesario dar para estar en movimiento.

Es grato saber que precisamente esa capacidad de amar te permite descubrir, experimentar, sentir y vivir aquello que otros no pueden. Y comprobar la de cosas maravillosas que ello te aporta. Es como tener el privilegio de llegar a un lugar más alto, como sobre una nube, desde el que divisarlo todo, desde el que respirar un aire más fresco y puro, desde el que sentir el movimiento de la tierra con más vibración y pulso.

A quien le falta la vista, puede vivir sin ella. Quien no puede oír, puede vivir sin ello. Quien no tiene piernas, no tiene casa, no tiene trabajo o no tiene familia, puede vivir perfectamente.

Pero lo último que me gustaría un día es perder la única parte de mi cuerpo que verdaderamente sí que me impediría vivir: la capacidad de amar.



22 sept 2011

Filosofía de vida

Al final, las cosas que nos pasan a las personas son prácticamente idénticas. Las cosas, los lugares donde vivimos, lo que hacemos y dejamos de hacer, el tiempo, lo que nos rodea, lo que nos sucede, la época, lo que comemos, dormimos, soñamos, vemos, oímos. Todo es siempre lo mismo. Una sucesión de constantes en todos y cada uno de nosotros, que empiezan en el hecho de nacer y acaban en el hecho de morir. Idéntico en todos.

Lo que nos diferencia tanto a unas personas de otras es cómo lo percibimos, cómo lo vivimos, cómo lo sentimos y cómo actuamos ante todo ello.

Ésa es la clave: el cómo.

Y en función de ese cómo de cada uno, así transcurre cada vida.



17 sept 2011

Días, años, siglos... ¡acción!

Esta mañana mientras caminaba deprisa por la calle me detuve en una idea que ya llevaba pululando por mi mente unos días. A veces el tiempo se esfuma sin darnos apenas cuenta, y otras veces, qué difícil resulta que avancen las agujas del reloj. Es curiosa nuestra forma de percibir el tiempo. Últimamente, con la intensidad con la que fluye mi vida, si midiera el tiempo en cosas que hago, lugares que visito, personas que conozco, palabras que hablo, podría decir que están pasando años. Y sin embargo, ha habido momentos que seguramente hayan sido años enteros, de los que recuerdo haber hecho más bien poco (prácticamente se reduce a una sola palabra: estudiar).   

Yo creo que la duda que se puso pesada en mi mente fue la siguiente: si caminamos más deprisa, ¿acaso no recorremos más espacio? Entonces si vivimos más cosas, ¿por qué no vamos a recorrer más tiempo? 

Y al final no es una cuestión de percepción, de psicología, de filosofía ni siquiera de antropología. Todo se reduce a la matemática. El tiempo es relativo. Curiosamente, mientras leía la vida de uno de mis personajes favoritos de televisión, la agente Scully (de Expediente X), recalé hace tiempo en algo que me llamó mucho la atención: la paradoja de los gemelos, de Albert Einstein. Según Einstein, el tiempo de un objeto visto por un observador externo pasa más lentamente a medida que aumenta su movimiento lineal, lo que se demostró con relojes atómicos sincronizados: mientras uno permanece en la Tierra, el otro es sometido a un viaje muy rápido (por ejemplo, en un reactor); al compararlos, el estacionario está algo más avanzado que el móvil. Einstein puso de ejemplo la famosa paradoja de los gemelos, en la que se explica que un hombre viaja al espacio casi a la velocidad de la luz dejando en la tierra a su hermano gemelo. Al volver en la tierra han pasado 50 años pero para el viajero únicamente han pasado unos 20.

¿Ocurrirá también esto con distintos momentos de una propia vida? Y si es así, ¿por qué seguimos empeñados en medir la madurez de una persona, su experiencia en la vida, sus conocimientos, de una única y obstinada forma? ¿No son las hojas del calendario algo de lo más absoluto que existe? ¿Tiene esto algo que ver con la realidad del tiempo? ¿Con nuestras vidas? ¿No es una tremenda simplificación? Que sea útil para compararnos unos seres a otros, lo entiendo. Pero a veces le damos más importancia de la que tiene. Será que se avecina mi cumpleaños y estoy un poco escéptica...

Lo que queda es pensar en el tiempo como algo relativo. Y quizá la mejor forma de medir el tiempo, sea vivir la vida viviéndola.   

Y es probable que todo este post sea sólo una excusa para poner esta canción que me encanta y me ha dado una energía tremenda para vivir el día de hoy. ¿O debería decir el siglo de hoy?



Esencia





"Aunque el ratón y el ángel, la tristeza y la alegría dependen igualmente de Dios, no puede el ratón ser una especie de ángel, ni la tristeza una especie de alegría."


SPINOZA, Carta XXIII, Gebbardt, vol. IV, p. 149


2 sept 2011

Acupuntura auditiva


"La libertad de perderse en una experiencia musical se basa en que la música es capaz de ocupar la atención del oyente impidiendo el acceso de distracciones acústicas rivales. Tanto el esquema sonoro de una ejecución musical como el relativo aislamiento del entorno interpretativo cooperan para permitir al oyente aislarse, al menos durante un tiempo, de las intensidades acústicas y las realidades impredecibles de la existencia diaria. Por tanto, la función de la música es, en parte, anestésica: una acupuntura auditiva, por decirlo de algún modo, que crea una perturbación local tolerable como medio de protección contra un trastorno todavía mayor. La liberación de ese trastorno adverso aparece reconocida en los protocolos de la asistencia a los conciertos. Se juzga una falta de consideración que los oyentes tosan o permitan que suenen sus móviles. El aplayso, sin embargo, es totalmente distinto, tanto para la acústica como para la percepción."


La música como concepto, Robin Maconie 





31 ago 2011

A vuelapluma

A veces es como jugar a hacer un puzzle, otras veces puede ser como mirar a la luna, el caso es que mientras el tiempo dura, noto que cada instante que pasa por mis manos es examinado, y lo mastico y lo moldeo a mi antojo. O quizá me venga ya masticado con la forma de una nube, y entonces me doy cuenta de que lo mío es sólo acariciarlo. Tan sólo. Suave y delicado, brusco y atropellado, la vida es un mar de colores hermosos, de una luz ni hiriente ni tosca y con tanta belleza en el cielo moldeada que ni con un millón de estrellas podría mejorarse. El mar más bonito. Y noto en cada poro de mi piel que contigo lo voy surcando. Ahora siento que con tan sólo dos manos y tus ojos no puedo capturar toda la plenitud y paz sobre la que voy como volando… Pero eso qué más da, si por menos tengo el privilegio de algo mejor: vivirlo, sentirlo, atravesarlo.  




No sé por qué hoy sólo me apetece escuchar esta canción, mientras enredo mi alma en un trocito de corazón que encontré en el interior de mi mano plegada justo hoy al despertarme teniendo tu nombre en mis labios.

10 ago 2011

30 jul 2011

¿Cómo definirías un momento?


Uno de los vídeos más intensos y valiosos que he visto nunca. Sobran las palabras... Recomendación: pantalla grande desde el principio.



4 jul 2011

Hotel Topiaria


No habían pasado las diez de la noche y yo ya estaba plantado. Pero plantado no en el sentido literal, obviamente. Me habían plantado. Allí, huérfano, mudo, herido, solo. Y de pie, que casi era lo más ultrajante, porque todo el mundo en la recepción del hotel, desde sus butacas de cuero rozado, ponía su atención en mí. Y con miradas de “hijo, vaya ridículo estás haciendo, me parece a mí que esa orquídea morada que cuelga tu mano va a marchitarse antes de tiempo”. Un escalofrío recorría mi cuerpo.
Fue extraño. Nunca me había atravesado esta sensación. Por un lado, cada segundo que pasaba sujetando la maceta con la orquídea morada, mayor nerviosismo recorría mi cuerpo (y mayores sudores mis manos y mis axilas y, ejem, dejémoslo ahí). Porque por algún motivo que no logro depurar pensaba que ya quedaba menos tiempo para que tú llegases. Por otro lado, cada segundo que pasaba sujetando la maceta con la orquídea morada, mi desesperación por verte aumentaba, y con ella mis ansias frustradas recorrían el círculo sanguíneo con más efusividad de la que me hubiera gustado. Sin embargo, esperaba. Esperaba duramente postrado en un trozo de moqueta reluciente. Lo peor es que todo en esa recepción de hotel relucía: el recepcionista, las butacas de cuero desgastado, las personas, los perritos, las maletas, la escalera principal, los botoncitos del ascensor, un carterista, los pétalos de la orquídea, el equipo japonés de tenis de mesa, hasta el bigote del otro recepcionista. Todo brillaba con el más intenso de los brillos posibles. Para mayor contraste con la desesperanza que iba surgiendo de mi rostro. Hasta llegué a pensar que la orquídea haría raíces en mi brazo y florecería, y mis dedos acabarían siendo parte de ella y brotarían capullos, y entonces sí que me sentiría plantado, pero plantado literalmente.
En resumidas cuentas, tres horas después del momento en el que ella y yo habíamos quedado, ya no me quedaba ninguna esperanza. Mi ilusión se había derrumbado como un castillo de naipes en cuya baraja sólo había corazones. Y la orquídea morada, porque vaya qué bonita era. Y lo que me había costado encontrarla, dicho sea de paso. Veinte floristerías de la ciudad. Para que justo cuando me daba la vuelta y decidía comprar un simple ramo de rosas rojas, encontrase una orquidería pegada al portal de mi casa. Y claro, una vez allí, compré la más grande y hermosa de todas. Burro grande, ande o no ande.
En esta sucesión de ideas, una esbelta mujer que por un momento juré haber conocido en un sueño, caminó junto a mí. En su mirada en lugar de encontrar conmiseración y carcajada hallé un amago de “ay, quién fuera ella”. Pues en ese instante hasta yo mismo hubiera preferido ser ella, porque allí de pie, con cara de naipes y una orquídea preciosamente cara en la mano sentí el mayor de los ridículos. Hasta en la grieta de la moqueta por la que asomaba el sólido suelo podía apreciarse más orgullo y seguridad que en mí.
Entonces llegó el momento cumbre de mi vida. Una elección. Debía elegir. Lo tenía claro. Por primera vez en doscientos minutos oteaba con claridad algo. Comenzaron a sonar los violines. La orquesta. El director. Todo sonaba. Hasta me puse a cantar. Y entonces una voz en off me mandó callar para continuar la narración. Como una de esas escenas claves en el desarrollo de una película –véase la de la ducha en Psicosis, pero en lugar de cuchillo pongamos una orquídea ahora—. Comenzaron las dudas. Comenzó a ocurrírseme que a lo mejor había que regar la orquídea porque parecía un poco alicaída después de tanta espera. Comenzaron a sucederse recuerdos de mi vida proyectados en las paredes de mi cerebro. Comenzaron a aparecer escenas de películas románticas en mi memoria. Comenzaron a entrarme ganas de comer marisco. Comenzaron a pararse las personas que circulaban por la recepción del hotel. Comencé a imaginármelos a todos en ropa interior. Comencé a tener necesidad de ir a un baño. Para vomitar, claro. Pero esto lo dejamos a un lado de momento. Y, de pronto, sin saber bien cómo, me arranqué la corbata del cuello sosteniendo la orquídea con la otra mano. ¡¡¡Agggrrrr!!! Grité. Y la gente me aplaudió. Crucé la recepción del hotel a la pata coja, porque no es de mentes muy iluminadas pensar que después de estar cuatro horas de pie, no me quedaban muchas fuerzas para caminar al unísono y de forma sincronizada a la banda sonora de mi peli. Y me introduje de un salto, orquídea incluida, en mi coche.
Vamos que, sin darle más espectáculo del necesario, me volví a casa compuesto y con una orquídea. Con la orquídea morada más bonita que había encontrado. Y más plantado que la propia orquídea morada. Nunca supe nada de ella, de la otra. Pero recuerdo que aquella noche, mientras el fuego crepitaba en mi chimenea, y yo me deshacía observando los recuerdos de toda la estela de plantones que había recibido a lo largo de mi vida, la orquídea morada hizo algo maravilloso. O en realidad fue el destino. Sí, allí subida a lo alto de la repisa de la ventana, con la luna iluminando su belleza por supuesto morada. De su tallo emergió una nueva flor. Allí mismo. En ese instante. Para mi deleite y mi asombro. Y entonces supe, de forma casi perfecta, casi, que yo había nacido para contemplar aquella flor. Que todo recobraba sentido. Que mi vida no era una sucesión de plantones, sino el más equilibrado camino que la humanidad sostenía para permitirme ser a mí el Elegido. El que viera el secreto más oculto de aquella planta tan especial. Y entonces fue cuando me enamoré de ella. De la planta, de sus capullos que como senos se mostraban ante mí. En nuestro hogar, una noche de luna llena resplandeciente. Un plantado enamorado de una planta. Y le hice el amor a la orquídea toda la noche… Hasta que brotó la esperanza de la última aceituna verde que quedó en el plato del aperitivo. Por eso el verde, esperanza.  


15 jun 2011

Tarde de tormenta



Que caigan todos los rayos,
y se derrumben los árboles y los páramos,
que llueva, nieve o se desprenda fuego de los cimientos del cielo,
que los ríos rebasen, los polos se derritan y los océanos nos atrapen,
que las estrellas choquen en nuestras manos,
venga un cometa a quemar con llamas lo que tenemos,
y la tierra sucumba al estallido de un relámpago.

A mí nada más me importa,
ahora que a mi alma sólo la mueve una cosa del universo;

y ésta es la certeza única que me han revelado los sabios:
antes de que acabe el mundo, yo ya habré besado tus labios.






Bukowski no era ruso

Acordándome de una anécdota pasada que no viene a cuento y con la fútil excusa de un programa de radio que esbocé hace años con el mismo título que esta entrada y que, afortunadamente, quedó simplemente en eso (un boceto), he vuelto a releer algunos poemas que tenía anotados en casa de Charles Bukowski. En su momento me llamaron especialmente la atención. Digo especialmente porque la escritura del propio Buko ya es bastante llamativa de por sí para quienes no lo conozcan. No esperaba detenerme mucho rato dado que la época en la que me enganché a sus libros ya pasó, también por fortuna. Fue una racha, nada más. Sin embargo, me ha sorprendido encontrar un par de poemas que me han vuelto a parecer lo suficientemente lúcidos como para perderme un buen rato en ellos...  



NADA DE LÍDERES, POR FAVOR

Invéntate y luego reinvéntate a ti mismo,
no nades en el mismo cenagal.
invéntate y luego reinvéntate a ti mismo
y
záfate de las garras de la mediocridad.

invéntate y reinvéntate a ti mismo,
cambia de tono y de forma tan a menudo que
nunca puedan
clasificarte.

cobra nuevas fuerzas y
acepta lo que hay
pero sólo según los términos que hayas inventado
y reinventado tú.

sé autodidacta.

y reinventa tu vida porque debes hacerlo,
es tu vida y
es historia
y el presente
sólo te pertenece
a ti.



UN APUNTE SOBRE POESÍA MODERNA

La poesía ha recorrido un largo camino, aunque muy lentamente;
no eres tan viejo como yo
y recuerdo haber leído
revistas en las que al final de un poema
ponían:
París, 1928.
por lo visto, eso cambiaba la
cosa, de manera que quienes podían permitírselo
(y algunos que no podían)
se iban a
PARÍS
y escribían.

también soy lo bastante viejo como para recordar cuando los poemas
hacían referencias a los dioses
griegos y romanos.
si no eras ducho en dioses no eras muy buen
escritor.
además, si no eras capaz de collar un verso en
español, francés o
italiano,
con toda certeza no eras un escritor
muy bueno.

hace 5 o 6 décadas,
tal vez 7,
algunos poetas empezaron a usar
“yo” en vez de “Yo”
o
“&” en vez de “y”.
muchos siguen usando el “yo”
con minúscula y muchos más siguen usando el
“&”
convencidos de que resulta
poéticamente muy efectivo y
moderno.

asimismo, la noción más antigua aún en boga en
que si no puedes entender un poema entonces
casi con toda certeza es
bueno.

la poesía sigue avanzando lentamente, supongo,
y cuando un mecánico de coches cualquiera
empiece a llevar libros de poesía para leer
a la hora del almuerzo
entonces sabremos que estamos avanzando en
la dirección
adecuada.

&
de eso
yo
estoy seguro.



13 jun 2011

¿Se puede realmente estar enamorada de todo?


Me siento extraña escribiendo esto. Si me hubieran preguntado hace años, habría soltado una carcajada. Lo habría negado una y otra vez. Y ahora, compruebo que hay algo especial que hace que sea cierto.

Esperaba encontrarme cualquier día con que, al despertar, el precioso universo en el que estaba sumergida mi vida desde hacía unos meses, sucumbiese y se desintegrase en mil pedazos. Como una pequeña chispa, que acaba prendiendo todo el cordón y hace que finalmente la dinamita explote. Pero no. Los días se suceden, las noches vuelan, y el baúl que hasta hacía un tiempo estaba lleno de andrajos y telarañas, se va perfumando con los olores de las historias, las personas, las luces, los sabores, las fotografías, las letras, las sonrisas, los recuerdos, las experiencias, la música...

Todo desde hace casi nada es único y maravilloso. Todo. No hay una sola baldosa que cruja bajo mis pies. Ni una sola hoguera que no crepite, apagada... No puedo creerlo, me lo repito todas las mañanas. Sin embargo, al final siempre concluyo que por primera vez desde que era niña siento la vida como preciosa, un regalo inagotable donde lo único que la hace imperfecta es el tiempo, que se agota. Me siento viva, me alcanza la intensidad en cualquier circunstancia: las cosquillas que no se detienen nunca.

Y hasta esta mañana, cuando venía probando la nueva radio del coche con aquel cd que hizo de banda sonora de mis exámenes de selectividad, he sentido que sólo por un día como los que estoy viviendo ya merece la pena haber vivido. Sí. La vida ya me ha dado una hermosa recompensa.





23 may 2011

Corrección

Hace años me despertaba cada día con esta pieza. Hoy lo he vuelto a hacer. Por esto siempre he tenido claro que si tuviera que salvar un objeto del mundo antes de que éste desapareciera sería un violín. Lo curioso es que ahora me he dado cuenta de que también me llevaría a una persona que lo supiera tocar...   






18 may 2011

Primavera

Tú sabes lo que esconde la primavera,
miraste la hierba con tus ojos de lluvia de plata
y acariciaste la tierra con tus manos aún mojadas,
hasta que el sol acabó reflejando una esperanza.

Poco a poco brotaste entre las piedras,
como el susurro de una mariposa vaciando el aire con sus alas.
Día lluvioso, rayo de sol.
Atrajeron tus colores más belleza,
cuánto tiempo he pasado simplemente observándote.

Pero desde hoy hasta el último mañana,
cuidaré con tesón y delicadeza la artesanía de la naturaleza,
en un jardín donde luce la flor más hermosa
de entre todas las flores de la primavera.



14 may 2011

I will...

Hoy me apetecía saltar.

Y saltar, y saltar, y saltar.

Saltar mucho. Y muy alto.

S             R
A            A
L             T
T             L
A            A
R            S

  y

Saltar...

Sí, hay días en que sólo apetece dormir, otros en los que apetece llorar, sonreír,
comer, hablar, besar, gritar, caminar, nadar... y otros en los que sólo apetece saltar.


Y esta canción es ideal para ello:






¡¡I will follow!!




 

10 may 2011

Alma mía -Dle Yaman-






Y el tiempo milimétrico permanece inalterable en tus ojos,
como el agua cristalina de un arroyo mudo, quieto, congelado:
me perderé en el abismo de tus ojos
hasta que la vida te devuelva un segundo de amparo.






6 may 2011

Mi breve y humilde teoría de la evolución

Tengo razones para pensar que, conforme la esperanza de vida crece, la inteligencia se reduce.

Observemos por ejemplo una situación en la que se colocase una botella con agua potable en dos lugares: en una aldea perdida del centro del continente africano, cuya esperanza de vida no supera en ningún caso los 55 años (escenario 1), y alternativamente, en medio de la calzada de una avenida madrileña, en el cual la esperanza de vida media puede superar los 80 años (escenario 2).
Escenario 1: aquella persona que se cruzase con la botella de agua correría inmediatamente, la cogería, la conservaría y la cuidaría. Y tendrían agua durante un día. Sin dudarlo.
Escenario 2: a la persona que encontrase la botella de agua podrían planteársele varias dudas:
-          Pegarle una patada para ver si estalla y se mojan los demás.
-          Atropellarla con el coche para ver si el plástico realmente hace ruido.
-          Hacerla rodas por la avenida a modo de simpático divertimento.
-          Colocarla del revés, sobre el tapón, para ver si es capaz de hacer equilibrios e impresionar a otra persona.
-          Abrirla y vaciársela encima en el supuesto de que se la encontrara a mediodía en el mes de agosto.
-          Abrirla y vaciarla para ver si hay un mensajito secreto dentro.
-          Lanzarla lo más lejos posible para ver si supera a alguien más, en el caso de que le dé por interactuar con otras personas o vaya acompañado cuando se la encuentre.
-          Opción probable: ignorarla y seguir caminando o conduciendo pensando en que a alguien se le habrá olvidado ahí.
-          Opción más que probable: ignorarla y seguir caminando o conduciendo sin pensar nada.


Con esta historia que me acabo de imaginar sólo quiero explicar una cosa: conforme la esperanza de vida aumenta, los seres humanos nos volvemos más imbéciles al no tener que preocuparnos de sobrevivir, o mejor dicho, al acabar hasta las narices de la vida y todo lo demás puesto que la muerte la vemos tan lejana que le resta intensidad a nuestras vidas.
Y si no, ¿por qué la depresión es la causa de muerte más frecuente en las sociedades desarrolladas?
Vivir mucho se ha vuelto contraproducente. Ojalá nunca aparezca la eternidad.
Y si no, al tiempo.





4 may 2011

Estrenando libreta


Porque escribir a veces es inevitable que sea escribiendo...








Polinización


Era como un regusto amargo. Unas virutas de chocolate no le habrían venido nada mal. Al sabor, digo. Porque una flor se había atrancado en su laringe. Ejem, ejem… Carraspeaba, pero la primavera lucía feliz en su campanilla. Y crecía. Y polinizaba. Y la fotosíntesis, y hasta un deshojar de pétalos yacía en esa boca. El problema estaba detrás de la flor. Una palabra hacía presión alzándose desde el estómago para salir fuera de la boca. De otro modo, quería hablar y no podía. La flor de su garganta atrapaba las vocales, las consonantes, el oxígeno y todo cuanto atravesaba sus labios o su pecho. Mientras tanto, silencio. Un silencio con aroma a naturaleza. Un silencio que luchaba por llenarlo todo de polen, y detrás del polen, la cascada de sonidos.
La flor seguía agazapada al final de su boca. La flor tapaba esa palabra.
Hubiera preferido que en lugar de una palabra fueran mariposas lo que atrajese la flor para escaparse del estómago.
En cambio, era el síntoma de la despedida.
A veces es mejor colocar una flor en el lugar que la melancolía querría atravesar.




21 abr 2011

Pasado y futuro


Igual que hay un día en la vida en que decides por ti misma responder a una llamada,
siempre hay un día en que tienes que decidir no coger el teléfono cuando te llama.

Pasas el tiempo mirando la pantalla del teléfono, pero algo dentro de ti evita que respondas.

Es como el día en que, por propia voluntad, decides salir a la calle cuando está lloviendo,
o aquel en el que prefieres quedarte en casa pese a que luce un sol brillante.


Y ese día delimita el antes del después.




No se me ocurre ningún título



Qué bello tu rostro con los colores del atardecer reflejados en él;
pero, en cambio, qué bello el atardecer bañado por el aroma de tu compañía...




 



 

19 abr 2011

Viceversa

  
Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte

 
tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte

 
tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte

 
o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.



MARIO BENEDETTI







17 abr 2011

Viviendo

La vida se compone de instantes maravillosos cuando se vive.

Y parece que la vida sólo se vive cuando te regala instantes maravillosos. 

Hoy me siento llena de vida. 




  

-el mejor grupo, la mejor canción, el mejor concierto-


13 abr 2011

Leyenda


Hoy siento dentro como un no sé qué azul. Me da por pensar que puede ser la primavera. Es como si me faltase el oxígeno. Y los granos de polen ya me están bailando. ¿Y si no es únicamente eso? Porque el sol me trae tu aroma, tu perfume baña mi alma y no soy más que la parte última de una cadena de recuerdos que se arrojan al agua. Para ti no quiero tener límite, pero es tan injusto que, por más que lo intento, no pueda ni tan sólo rozarte... Qué suavidad, qué frescor, qué paz es la que se esconde en tus recovecos amarinados. Así no me extraña que en simplemente un sueño recorra la distancia que nos separa como si la vida, al lado de eso, no fuera ni tan siquiera necesaria. Llevo tu nombre donde me dejan. Mas hay una barrera, hay algo que nos separa. Por eso no me conoces. Es posible que no nos hayamos entendido. Tú eres la piel azucarada, y yo simplemente soy el viento que se fuga. Me duele que ni siquiera sepas que existo. Y que lo único que permanezca en el tiempo sea la leyenda de que una vez el viento se enamoró de una hermosa sirena, y la perdió al no poder atravesar el agua.




9 abr 2011

Experimento

¿Por qué las palabras esdrújulas son tan poderosas y bellas? Como hace diez minutos me aburría un poco, he intentado hacer una burda imitación de uno de los capítulos más bellos de la literatura universal. El de un número que ahora no recuerdo de Rayuela, de Cortázar. Y ha salido esto:


La meloníptica prasudia de tu plánide
se deshúpria en las dólides malvas mías,
y como un cántide de sombernas sulces
llámicen los péllidos míscelos oníricos.
No son sino la mística de tus eríeos nudos,
sombríceas tomas de la dúlcida presta,
hasta emanciltar la cumbriosa álbice
de mi fétrea lúcilda que se rehubrica,
sollozos  que tiernen la súlcea pélide
cuando mis ojos te miran…    


Al finalizarlo, me he dado cuenta de la gran cantidad de esdrújulas que inconscientemente he creado. Caray, cómo se disfruta componiendo sin ceñirse a nada prefijado, a ninguna palabra conocida, simplemente con letras. Y sin embargo, cómo subyace siempre un cierto ritmo en nuestros sentimientos que florece a veces con una necesitada melodía que automáticamente instauramos al darle forma.



7 abr 2011

Letras que no necesitan traducción

Parece un poco pretencioso decirlo, pero hoy me he levantado con ganas de haber escrito este poema. Más que de escribirlo -no habría sido capaz-, me he levantado con ganas de sentirlo. Y resulta que, afortunadamente, alguien se había adelantado hace mucho tiempo.

"Menos tu vientre,
todo es confuso.
Menos tu vientre,
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre,
todo es oculto.
Menos tu vientre,
todo inseguro,
todo postrero,
polvo sin mundo.
Menos tu vientre,
todo es oscuro.
Menos tu vientre
claro y profundo."
         MIGUEL HERNÁNDEZ



Después de recitarlo un par de veces en voz alta, que es algo que me encanta aunque sea como única espectadora, me he puesto a buscar versiones cantadas. Hay un par de ellas preciosas, una de Joan Manuel Serrat y otra de Silvio Rodríguez.

Pero una cosa siempre lleva a otra, y al escuchar a éste último, no he podido evitar emocionarme una vez más con la que para mí es una de las canciones más bellas y hermosas que jamás se han escrito y tocado. Aunque este vídeo no es un directo y está compuesto de fotos muy artificiales, me encanta sobre todo por la cita que la inaugura... Después, casi mejor cerrar los ojos y simplemente disfrutar. Es curioso lo mucho que algunas personas necesitamos cerrar los ojos para sentir. Es como si fuéramos ciegos de corazón.






6 abr 2011

Perderse en el espejo retrovisor

Puede ser que nunca aprendiéramos a conducir muy rápido y que todos los coches nos adelanten por la carretera. Y eso nos haga sentir ridículos alguna vez.

Hasta que un buen día una perdiz decide cruzarse por delante de tu camino, cuando vienes conduciendo despacio tú sola y nadie más te sigue porque todo el mundo se ha marchado corriendo a buscar la felicidad.
Entonces te das cuenta que a veces tiene sentido ir despacio. No lo digo por mirar el bello paisaje, aunque también. Gracias a eso, la perdiz podrá cuidar a su familia y buscar su felicidad fuera de las ruedas del coche de algún imprudente. Y ese imprudente, de tan rápido, se ha marchado y no ha visto la felicidad cuando la tenía justo justo delante.

Hay cosas que, cuando creías que estabas olvidada en el fin del mundo, te vuelven a hacer sonreír. Y casi siempre las cosas más curiosas, las que te hacen feliz por un instante, no se encuentran yendo el primero de la fila, sino cuando te permites el lujo de ir al final de la cola, olvidarte de esa cola y de lo demás, y dedicarte simplemente a disfrutar de la vida.

Se trata de algo así como recoger la belleza que los demás desperdician con su frenético ritmo de sabios.

Y yo últimamente me estoy acostumbrando demasiado a ir la última. Pero es que, sencillamente, me encanta. Y me pone de muy buen humor, además.


2 abr 2011

Agua, lo que tú eres


Eres agua.
Tú eres lo que llena los espacios vacíos y secos. Eres un segundo que lo arrasa todo, y sin embargo, sólo tú reflejas la luz del sol. Y el brillo de la luna. Con las mareas, vas y vienes. Y me traes todas tus riquezas. Como el agua de mar.
Eres el complejo universo de quien lo surca, lleno de peligros y dificultades, pero orgulloso por mecerse en tu piel salada, protegido por tu olor. Enamorados te escriben. Enamorados que se entregan en tu orilla mojada. Eres la esperanza, de quienes se marchan y de quienes regresan. Eres el reino de quienes te viajan, y su única compañera.
Eres agua.
Eres donde desearía morir, sobre tu vientre. Reposar por siempre allí, con tu bamboleo, rodeada de vida que fluye, que se alimenta de ti. Eres el más hermoso manto que ensalza la Tierra, el único horizonte que perciben los ojos.
Eres agua. Eres el reloj del tiempo.
Todo emerge de ti. Todo mi mundo es por ti, y en cambio, también muere por ti. Qué paradoja eres. Eso que envuelve y te devuelve. Tus caricias, tus carcajadas, tus entresijos, la forma en la que recorres es mundo, qué anhelo tan grande de agua.
Por allá por donde tú vas, el verdor exclama y se siembra la vida. Los pájaros, las gentes te claman. Tú cautivas sus miradas, sus ruegos, sus halagos.
Vienes del cielo. Porción a porción eres un regalo divino. Y en el cielo te pierdes, allá a lo lejos.
Eres la fuente de la vida. Y yo tan sólo soy miseria a tu lado. Me siento secar sin ti.
Eres agua. Y yo tengo sed. Mucha sed.
Te necesito tanto que si me regalaras tan sólo una gota de ti viviría en paz el tiempo que me reste bajo esta polvareda de mundo.






Sólo se me ocurre mirar



"C'est le temps que tu as perdu pour ta rose qui fait ta rose si importante"

("Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante")






Fotografías: Maurice Baquet, de Robert Doisneau



1 abr 2011

Hoy me siento un poco así...





De hecho, he recordado que hacía mucho tiempo que no lloraba. Y creo que la última vez que tuve una lágrima en el ojo fue al ver una película realmente preciosa, así que ésa no cuenta. Y es que está siendo una etapa intensa de mi vida y llena de luz. Pero siempre hay días en los que todo se encuentra un poco más oscuro y nublado.
No obstante, a veces es necesario dar un paso para atrás para coger impulso y saltar bien alto hacia adelante. Sólo hay que ser paciente y perseverante.
Ojalá que siempre detrás de una nube venga luciendo de nuevo el sol...

Ésta es la banda sonora de este tipo de días (de la BSO de Moon, la película de la última vez que lloré):

30 mar 2011

De la escritura y otras cosas

Por algún extraño motivo, los miércoles me devuelven una intensa necesidad de escribir que no sucede el resto de días de la semana. Tal vez sea el ritmo de las cosas. Tal vez sea el ritmo de mí misma, que no siempre coincide con el de las cosas -pero esto no es nada excepcional en las personas. Tal vez sea simplemente un fluir. Ese mismo fluir que hace que puedas pasarte dos años con la auténtica y verdadera soledad de un desierto sin historias ni personajes desarrollándose en el interior de tu cabeza, y de la noche a la mañana, ese desierto se esfume y devenga en una urbe de vistosos edificios, escondrijos misteriosos, gentes singulares y apasionantes escenas que se entretejen. Y así un par de días más. Si les prestas atención y cuidas la urbe, quizá sus vecinos decidan quedarse a vivir una temporadita a ver qué tal. Como si fuera un simcity...

El caso es que los miércoles surge cierta frescura de la pantalla del ordenador (¡ay, dónde quedaron aquellas hojas blancas, impolutas, que manchar con la tinta o el grafito!). Y escribir parece convertirse en aquello para lo que algún insensato decidió crearme con muy mala fortuna. Sin embargo, yo lo veo como si simplemente fuera una mera transmisora de la acción. No me veo actora de la situación. No hay escritor, ni siquiera escritura. Es simplemente un acto de creación, un "ha de ser dicho", un "ahí queda y ahí permanecerá siempre". Las palabras son la materialización, son la forma, son la representación de las cosas. Es un medio para transmitir esas cosas. Un poema, la letra de una canción. Como una escultura, como una imagen. Pero la esencia está en las cosas, en su acción. Real o imaginada. Ellas son el motor, son el alma. Todo lo que nos enredemos en el alrededor, será un menosprecio a la vida.

Por ello, hoy sencillamente prefiero no escribir nada (más) y devolverle al aire el tacto especial que la mañana me ha traído.


27 mar 2011

Fragilidad

 Contemplado desde muy alto, el reino de la
diversidad y de lo múltiple se desvanece.
Emil Cioran

Una pompa de jabón extraviada volando en medio de la calle. Qué extraño. No hay ningún niño cerca soplándole a uno de esos aparatejos. Tal vez haya caído del cielo, como las gotas de agua, como la niebla, como los rayos de sol, como el mar, como nosotros, como todo. Cómo le debemos tantas cosas a nuestro alrededor, y ni siquiera nos damos cuenta. Qué frágiles, qué inútiles somos solos. Y, sin embargo, cómo nos embrollamos en nosotros mismos. Y qué miedo tenemos a salir a la superficie, donde abundan cientos de detalles. Miles. O bajar a ella, sobre ella. Trapecistas de la nada. Hasta una pompa de jabón tiene más arrojo, tiene más libertad… Que para crear una maravilla no hace falta si quiera un ser humano.  Que la Tierra era, es y será por encima de todas nuestras manos.


25 mar 2011

¿Sueño?

Me despierto con la taza de café entre mis manos
y las sábanas son las olas de un mar
que absorbió la alcantarilla de mis sueños
anoche, según me despedías con la mano pegada a tu pecho rojo
en este azul que ahora es blanco
en esta almohada a la que soplo
procurando olvidarme de que la taza se me ha volcado
en mis piernas,
de nuevo,
y el café se ha derramado llenándolo todo de tu vacío.

Y salgo a la calle a recorrer los mismos pasos,
donde las sombras han recortado el espeso fluir del tiempo.

Parezco jim al despertar del coma caminando por londres
y perseguido de rabia.


23 mar 2011

Sin palabras


Pájaro lira:
ruido hecho poesía,
en el cielo.




(a partir del minuto 1:56)



Y como la primavera la sangre altera, más cosas increíbles:





Post Scriptum: Y luego dicen que las mujeres somos complejas...


21 mar 2011

Epílogo del invierno


Primavera. Y yo que todavía me siento con el hielo amordazando mi cuerpo. Quizá sea la secuela de un invierno largo, largo como no recuerdo -más por dentro que exteriormente. Y aunque cada día me gustan más, no me acabo de acostumbrar a estos recientes rayos de sol. Me cuesta mucho irme desprendiendo de la ropa al compás del clima, como si con ello estuviera desnudándome no sólo por fuera.
En eso envidio a otros seres vivos. Precisamente ahora se llenan de colores. Y nosotros cada día nos apagamos más. A lo mejor es porque yo soy de octubre, pero es más fácil vivir el otoño. Más triste y melancólico, pero más sencillo. Ahora, este todo-de-repente así, que resulge de pronto a cualquier hora, no me convence del todo. Más bonito y alegre, pero más brusco. En primavera me vuelvo precavida.  
O tal vez sea simplemente que me he levantado envuelta de añoranzas... Y hay ventanas que es difícil abrir aunque desees respirar un soplo de aire fresco.






19 mar 2011

Más cerca de lo habitual


Esta noche la luna estará más cerca de lo habitual,
y por ello, más grande, más brillante y hermosa.

Sin embargo, todo el mundo desconoce
que por mucho que se acerque la luna
y sea más grande, más brillante y más hermosa,
no podrá nunca reflejar más luz
que la que tus ojos guardan para iluminar
mis noches, y mis días.

Salvo cuando la luna te rapte a ti, y te lleve
dejándome a mí llorar sobre vuestra eterna blancura.

Ese día la luna sí brillará como nunca ha brillado.



La noche estrellada, de Vincent Van Gogh